VISIÓN ETERNA

Breve historia del pecado.

Historia del pecado

En esta breve historia del pecado, hagamos un viaje al Génesis y nos detenemos en el jardín del Edén. Un lugar que seguramente tenía bellezas inimaginables para nuestra mente y lo más destacable e importante es que la presencia del único Dios verdadero estaba allí presente continuamente.

El jardín del Edén representaba el Reino de Dios en la tierra, el lugar de provisión, comunión y presencia constante de Dios con su creación. Dios forma al hombre del polvo y lo pone dentro del huerto para que lo trabaje y lo proteja. Luego, después de crear otras especies para que acompañen al hombre, forma de una de sus costillas a la mujer para que sea su compañera.

El plan de Dios desde el principio fue el de tener una relación armoniosa y de orden con su creación. Deseaba que el hombre aprenda a cuidar y ser responsable de aquello que recibía de parte de él. Era la forma conveniente en que podíamos conocer la verdadera forma de amar a una mujer, sabiendo que era producto de nuestra propia carne y genética y que debemos amarla como a nosotros mismos. 

Adán ya tenía un tiempo sosteniendo una relación con nuestro Padre Celestial. Conocía lo que era el respeto y reverencia ante el Señor. El respeto es algo natural en el hombre. Es algo que está implantado en nuestro ADN. El hombre necesita ser respetado. 

En un lugar donde lo tenían todo y no les hacía falta nada, ellos comenzaron a mirar el campo. Salieron con el fin de sojuzgar la tierra. La autoridad les había sido delegada por Dios de manera igualitaria. Encontraron una puerta abierta para explorar. Allí conocieron a la serpiente. A la serpiente, Nahash, que significa ser luminoso, La Biblia la describe como la más astuta de las bestias del campo. Es claro que no se refiere solamente a un miembro del reino animal. El campo representa en la Biblia el terreno de gobierno Lucifer. Cuando la Biblia habla de las bestias del campo se refiere a los ángeles caídos, a los demonios, a quienes se rebelaron contra Dios. 

Edén era la región geográfica de la antigüedad. Lugar donde Lucifer estuvo, de acuerdo con La Biblia en Ezequiel 28:13. Fue en esta región que YeHoVah plantó o estableció un huerto. “Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.” Génesis 2:8. Luego puso a Adán en ese lugar con propósitos. “Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.” Génesis 2:8,15.

Adán tenía dos funciones. Trabajar en el huerto. Cumplir con un servicio. También cuidar y proteger ese lugar. Eso implicaba proteger no solo el huerto sino también quienes estaban en Él. De acuerdo con lo que dice la escritura en Génesis 3:1, se entiende que Adán, falló en esto descuidando el huerto y permitiendo el acceso a la serpiente, con quién habían comenzado a entablar una relación. Dejó que comenzará a corromper el corazón de Eva. Sembrando lo que luego se convertiría en una mente dividida. El pecado original. Lo que había sido antes un corazón limpio ahora estaba lleno de confusión. 

Los dos escucharon la voz del adversario. Un experto en rebeliones. Ya había corrompido el pensamiento de una tercera parte de los ángeles. Lucifer entabló una relación con ellos basada en la confianza. Les hizo creer que otra forma de pensamiento está bien. Su estrategia no cambio. Sigue siendo la misma. Si observamos en profundidad el texto, podemos ver que la pregunta en Génesis 3:1 ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Efectivamente indica que surgió en el marco de una conversación. Nuestro adversario sabe a través de qué flanco atacar y en este caso que por Eva podía llegar a Adán.

Eva, quien posiblemente estaría contemplando el árbol de la Ciencia del bien y del mal con curiosidad, cayó en la trampa. Ante esto, Adán no solo hizo silencio, sino que cedió el lugar de autoridad con el que había sido investido. Y ese fue el comienzo de dolores. La muerte ingresó. La genética humana se contaminó. El pecado se convirtió en un hecho. La salvación un acto necesario. El amor de Dios manifestado en la persona de Jesucristo. Nuestro único y suficiente remedio.

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